domingo, 22 de abril de 2012

¿Por qué la prima de riesgo española está tan alta?

Al comenzar el año 2010 el interés que tenía que pagar el tesoro público español para colocar sus bonos a 10 años en el mercado era inferior al 4%, apenas un 0.5% (50 puntos básicos) más que lo que tenía que pagar el tesoro alemán. Desde entonces la evolución de ambos bonos ha sido opuesta. El bono alemán ahora (abril de 2012) se coloca a poco más del 1,70% mientras que el bono español se coloca al 5,80%.
Esta situación supone un enorme sobreprecio (prima de riesgo) de más del 4% (400 puntos básicos), que amenazan con desestabilizar las finanzas públicas por el aumento de los pagos de intereses. Sin embargo, hay que aclarar que la mayor parte de la deuda existente hoy día se emitió a tipos mucho más bajos, por lo que el interés medio pagado por la deuda sólo ha subido un 0,51% respecto a los mínimos de 2009. Esto sólo supone un sobrecoste de poco más de 3.000 millones, por lo que la gran mayoría de los incrementos en los pagos de intereses hay que achacarlos al brusco aumento de la deuda total en circulación, que ha pasado de 307.000 millones en 2007 a más del doble actualmente (615.000 millones). Además, de toda esta deuda sólo poco más del 40% está en manos de extranjeros, por lo que sólo la parte proporcional de los intereses acaba en el exterior, terminando el resto en los inversores españoles, que son fundamentalmente bancos, seguros y fondos de pensiones.
La situación, como puede verse, no parece aún desesperada, pero sin embargo vemos que multitud de analistas nacionales e internacionales hablan del “problema español” y que las presiones internacionales para que se estabilice la deuda pública son enormes. Es más, a partir del otoño pasado los inversores extranjeros han comenzado a huir precipitadamente de la deuda española, vendiendo más del 21% de la deuda que poseían, tendencia que ha ido acentuándose durante este año, como se puede ver en el gráfico.

Estas ventas han sido compensadas por las enormes compras de la banca española, que ha utilizado el dinero obtenido en el Banco Central Europeo para ello (lineas azul y amarilla). Es decir, que la deuda española ha quedado prácticamente fuera del mercado y ahora mismo dependemos casi exclusivamente del BCE. Ésta, y no otra, es la razón de que la prima de riesgo haya subido con tanta fuerza en los últimos días, pues la banca al parecer está agotando el dinero obtenido en el BCE y no es capaz de cubrir ya las nuevas emisiones y las ventas que los extranjeros están haciendo en el mercado secundario (donde se compra y se vende deuda ya en circulación).
Luego el problema real es que por alguna razón los inversores extranjeros han empezado a “vender España”, algo que parece estar ocurriendo también en la Bolsa española. ¿Y por qué está ocurriendo esto?
En teoría económica se han estudiado mucho las crisis de deuda pública y son bastante bien conocidas las circunstancias en las que los inversores comienzan a exigir cada vez más interés para comprar la deuda de un país. Esto ocurre fundamentalmente cuando aumenta el riesgo de quiebra (o impago de la deuda) percibido por estos inversores. Entre los inversores existen instrumentos de inversión que miden el riesgo de quiebra percibido por los mercados. Estos instrumentos se llaman CDS (Credit Default Swaps) y son básicamente seguros de riesgo de impago muy similares a los seguros domésticos que cualquier particular pueda tener contratados, con la particularidad de que se pueden vender y comprar. Los CDS nos están diciendo que la situación de España ha empeorado muy notablemente en los últimos meses, pasando del 20% de riesgo de quiebra en mayo del pasado año a casi el 34% actualmente. Es decir, estamos en la misma situación que estaba Portugal hace poco más de un año. Y recordemos que el bono portugués a 10 años se paga ahora mismo a más del 12%, lo que lógicamente es un nivel absolutamente insostenible para las finanzas de cualquier país con los niveles de deuda e inflación que tienen los países de la zona euro.
El problema de este aumento de la desconfianza viene básicamente porque los inversores piensan que los ingresos futuros del Estado no serán suficientes como para atender los pagos de la deuda. Esto ocurre por dos motivos. El primero es porque la deuda sigue aumentando con fuerza. El pasado año fueron concretamente 51.000 millones más. El segundo es que los ingresos del Estado no aumentan como sería necesario para garantizar el pago de esta deuda. El pasado año los ingresos se redujeron en más de 4.000 millones hasta 377.000 millones cuando en 2007 fueron 433.000 millones. Recordemos que en este intervalo la deuda se ha duplicado.
Realmente estos dos problemas tienen el mismo origen, que es la falta de crecimiento económico. Esto es lo que hace que los ingresos fiscales no crezcan y que el mantenimiento de la estructura del Estado obligue a incurrir en elevados déficits públicos que aumentan la deuda.
Y aquí es realmente donde empiezan los problemas. El pensamiento dominante en la Troika dictamina que la situación viene dada porque España ha perdido competitividad porque los salarios han subido mucho respecto a Alemania, porque tiene un sector público exageradamente grande. Por lo tanto, en la mentalidad de la Troika, bajando salarios y desmantelando parte de la estructura del Estado todo volverá a su cauce correcto, la economía española crecerá y los mercados volverán a confiar en nosotros.
Pero es muy dudoso que este diagnóstico sea correcto. Aunque es cierto que los salarios españoles han crecido más rápido que en Alemania, los salarios sólo son una pequeña parte de los costes totales de producción de nuestras empresas exportadoras. Estos precios de producción realmente están en el mismo sitio en que se encontraban en 1999 respecto a Alemania. Es más, las exportaciones españolas han crecido tanto como las alemanas desde ese año, y mucho más que en Francia, Italia o Reino Unido.

Los costes salariales de las empresas industriales (nuestros principales exportadores) apenas suponen el 10% de los costes totales, por lo que una rebaja salarial del 10% apenas bajaría sus costes totales un 1%, algo que evidentemente poco puede impulsar nuestras exportaciones y nuestra actividad económica.
El desmantelamiento de parte de la estructura del Estado es otra de las exigencias de Bruselas, pues creen que con esto se reducirá el déficit y los mercados recuperarán la confianza. Pero una vez más es muy dudoso que esto suceda. La deuda pública es el medio fundamental por el que ha estado entrando capital extranjero en España desde que estalló la crisis, por lo que una reducción del gasto público tendrá unos efectos contractivos muy importantes sobre la economía, dado que apenas liberará capital para su uso en el sector privado. Esto no sólo no aumentará la confianza sobre nosotros sino que la empeorará.
Nos encontramos, pues, en un callejón sin salida. Si obedecemos a la Troika estaremos abocados casi con seguridad a un rescate que nos llevará a una situación “a la griega”. Y si no lo hacemos en pocos meses estaremos en una situación de quiebra técnica, pues como hemos visto dependemos ya en exclusiva del del BCE y lógicamente éste ya no nos financiará si no cumplimos con sus exigencias.
¿Qué salida nos queda? No nos podemos engañar. Las locuras cometidas por el entramado partidos-banca-grandes empresas durante los últimos 15 años nos han colocado en una situación de insolvencia como país. No podemos pagar la enorme deuda exterior neta de 1 billón de euros adquirida durante estos años por los sucesivos gobiernos. Pero contamos con una ventaja, que es que nuestra enorme deuda hace que nuestra capacidad de negociación, paradójicamente, se vea reforzada. Es urgente negociar una quita de la deuda, que se debería aproximar al 50%, así como un fuerte plan de inversiones por parte de Europa para relanzar nuestra economía productiva. Si este acuerdo no fuera posible, debemos recordar que aun a día de hoy la mayor parte de nuestra deuda exterior es privada, por lo que si estos bancos que mantienen la deuda con el exterior no pueden responder de sus obligaciones debe dejarse que quiebren, con un plan paralelo para que una banca pública vaya retomando sus funciones.
Si Bruselas nos pusiera en una situación imposible debemos recordar que siempre nos queda la opción de abandonar el euro. Pasaríamos unos meses malos, es evidente, pero la experiencia de otros países nos demuestra que la memoria de los mercados es corta y que en poco tiempo volveríamos a una situación de normalidad.
Pero lo más importante de todo es entender que el gobierno español no está defendiendo los intereses de los ciudadanos, sino los de los partidos, bancos y grandes empresas. Éstos son opuestos a los de la población, e implican la transferencia de enormes cantidades de riqueza de los contribuyentes a la banca, el mantenimiento de los privilegios y de las redes clientelares y de corrupción de los partidos y el de los privilegios de las grandes empresas que se ven con las manos libres para extorsionar a los clientes gracias a las regulaciones hechas ex profeso para protegerlas. Este destino que nos tienen reservado también incluye la permanencia en el euro a costa de lo que sea, pues la banca y grandes empresas sufrirían enormes pérdidas en ese escenario.
Por ello, y si queremos evitar este saqueo que reducirá a la miseria a una gran parte de la población y rebajará enormemente el nivel de vida del resto, es imprescindible que los ciudadanos nos movilicemos con el fin de conseguir un cambio de régimen para que éste sea realmente democrático y con un gobierno que gobierne realmente en el interés de la mayoría. La situación anterior a la crisis nunca volverá, porque se basaba en una riqueza ficticia que se ha esfumado para siempre. Pero podemos exigir que el empobrecimiento, inevitable, se reparta de una forma equitativa. La mayor parte del daño que quieren infligirnos está por hacer. Aún estamos a tiempo de evitarlo.

Fuente:DEFCON: ESTAMOS CERCA DE LA QUIEBRA?

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