sábado, 22 de octubre de 2011

UNA GRAN VICTORIA DE LA ETA Y SUS CÓMPLICES

“¡Es una gran victoria!”, recitan a coro la ETA, Rajoy, Zapatero, Rubalcaba o el príncipe Felipe
¿Victoria de quién? “¡De la democracia!”, repiten todo ellos juntos, buena prueba de que entienden por democracia algo muy semejante los asesinos y los politicastros españoles. Los pistoleros cuentan que van a dejar de matar y, ávidos y menesterosos, los politicastros les dan crédito ferviente. Ahí se retratan.
¿Sobre quién es la victoria? Eso no lo dicen, pero no porque lo callen deja de estar bien claro: sobre el estado de derecho. El que permite la convivencia en paz y en libertad.
He expuesto la diferencia entre la política antiterrorista de Aznar, basada en la ley, en el estado de derecho, y la de Zapatero –apoyada de hecho por Rajoy—basada en la destrucción de este. Una cosa es que la ETA deje de matar derrotada por el estado de derecho, y otra que el estado de derecho sea destruido para que la ETA deje de matar.
¿Por qué este comunicado y este jolgorio abyecto? Hay una razón profunda y otra circunstancial. La política de Zapatero se resume en un punto: el asesinato etarra es un método legítimo de hacer política; es más, merece todo tipo de premios y concesiones. La clave de esta actitud aparentemente increíble: el PSOE y la ETA coinciden en su ideología básica: socialista, antiespañola, antidemocrática y antifranquista. Esto último es muy importante. A la ETA la hicieron grande y popular, en cuanto empezó sus asesinatos, la clerigalla separatista, la oposición a Franco, el gobierno francés y otras fuerzas menores. La razón común a todas ellas era el antifranquismo, que se ha recrudecido en los últimos siete años, treinta después del fallecimiento del Caudillo, por obra del canalla de la Moncloa, protector de los asesinos. En cuanto a la democracia, desde el primer momento el PSOE anunció su voluntad de acabar con una justicia independiente.
Como he expuesto en La Transición de cristal, la democratización de España quedó a medias, en gran medida debido a la presión terrorista que siguió contando con demasiados cómplices, derivando a una Constitución contradictoria, y a una partidocracia sin división de poderes. Si hubiera una justicia independiente y no mediatizada y corrupta, los gobiernos de Zapatero estarían en pleno en la cárcel por colaboración con banda armada entre otros delitos.
La razón circunstancial del comunicado de victoria de los asesinos es esta: La ETA se encuentra ante una probable –pero no segura—victoria electoral del PP, y la perspectiva –muy improbable, pero no imposible — de una vuelta a la política de Aznar. En estas condiciones le conviene hacer un gesto que favorezca a sus favorecedores, al gobierno delincuente, dándole votos; y al mismo tiempo una advertencia: si el gobierno del PP les aplicara la ley, lo utilizarían como pretexto para volver a asesinar.
A menudo se oye a analistas romos hablar de los etarras como “estúpidos”, Han demostrado siempre mucha más inteligencia que nuestros politicastros. Y, a su modo siniestro, más honradez: tienen unos principios y objetivos, y los persiguen con tenacidad y sacrificio. Nuestros politicastros no tienen ningún principio, salvo sus cargos de poder y dinero, a los que están dispuestos a sacrificar todo lo que haga falta: la democracia, la ley y la unidad nacional.

Autor: Pio Moa

Fuente: Libertad Digital

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