miércoles, 19 de octubre de 2011

El delincuente mayor del reino.

Ruego a los amables lectores difundan en la medida de sus posibilidades este texto:
1.- Zapatero heredó de Aznar una ETA acorralada y debilitada, a la que salían mal todos sus atentados desde un año y medio antes. Su apoyo popular decrecía conforme disminuían sus expectativas de lograr sus fines. Cierto que seguía con el respaldo de cierta clerigalla, del PNV y los nacionalistas catalanes, que se sentían amenazados por el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, que parecía augurar la próxima consolidación de la democracia y la unidad españolas corrigiendo errores de la Transición. Paradójicamente,  el pacto fue propuesto por Zapatero.

2.-  La carácter canallesco de este individuo quedó de relieve cuando apenas firmado el pacto, lo traicionó iniciando conversaciones clandestinas con los asesinos. Y tan pronto llegó al poder, apoyándose en la matanza del 11-m y en la campaña de “bajo nivel” de Rajoy, su traición tomó estado oficial, disfrazada como “diálogo” y “proceso de paz” cuando no había nada parecido a una guerra y la capacidad criminal de la ETA estaba bajo mínimos. Ese “proceso” consistió básicamente en lo siguiente: dar promoción a los líderes etarras como partidarios de la “paz”, darles promoción internacional llevándolos al Parlamento europeo, reducir la represión de los asesinos a lo meramente testimonial, volver a legalizar sus terminales políticas y presentarse a las elecciones (con lo que de tener las finanzas casi exhaustas volvían a recibir dinero público, además de los censos de ciudadanos, con sus direcciones: servicio mafioso  del gobierno a los pistoleros), otorgar considerables “indemnizaciones” como “víctimas del franquismo” a los etarras que habían asesinado entre 1968 y 1975;  desunir y desacreditar a las víctimas directas del terrorismo por medio de personajillos como Peces-Barba o la comunista –nada mejor que nazi--  Pilar Manjón; lanzar acusaciones demagógicas en los medios de masas afectos (la mayoría) acusando de “contrarios a la paz” y al “diálogo” a quienes denunciaban estos delitos de colaboración con banda armada en gran escala y de socavamiento del estado de derecho.   

3.- En paralelo, y como baza principal para la “paz”, la oferta básica a la ETA consistía en la liquidación de la Constitución mediante unos estatutos de segunda generación que pasaban de la autonomía al estado asociado. El modelo fue el estatuto catalán, que Zapatero dejó exclusiva e ilegalmente en manos del Parlament, en el que se reconoce a Cataluña como “nación”, esto es, como la base de la soberanía y se deja en “residual”, como señaló  uno de sus promotores, la presencia del estado español en la región. Tal concepción ha ido siendo aplicada también en las Vascongadas, lo que ha motivado las felicitaciones de los líderes separatistas del PNV a Zapatero. 

4.- El “proceso de paz” consiste básicamente en el desarrollo al máximo nivel de la “solución política” para la ETA, auspiciada desde la Transición por el grupo PRISA, el PSOE y parte de la derecha. Tal “solución” implica el reconocimiento del asesinato como un modo premiable de hacer política, y la consideración de los etarras presos como políticos, aunque se engañase a la opinión pública pretendiendo lo contrario. Pero lo que pudo ser un error de inexperiencia política hace años, lo han transformado los gobiernos de Zapatero en complicidad directa con los criminales, un delito de gravedad tanto más extrema cuanto que para cometerlo se han empleado los medios y recursos del estado.

5.- El delito se ha beneficiado  de la práctica inexistencia de una oposición democrática, ya que el partido de Rajoy ha procurado siempre mantener un “bajo perfil” en todas las cuestiones no económicas, lo que en la práctica ha significado una colaboración por omisión en un proceso destructivo de la democracia y de la propia nación española. También se ha beneficiado del romo e inconsecuente análisis político predominante en los medios de opinión, que entre otras cosas aceptaba la terminología perversa inventada por los delincuentes.Y de la corrupción de una justicia mediatizada por los partidos.

6.- El proceso de “paz” entrañaba una contradicción: ¿por qué iba la ETA a dejar las armas, si gracias a ellas había obtenido tan enormes concesiones y recibía como mendigos a los políticos presuntamente democráticos de España? Todo ese tiempo los pistoleros estuvieron sometiendo al iluminado de la Moncloa a humillaciones (que humillaban a España), hasta que decidieron romper las “negociaciones” (otra palabra falsa para el contubernio), quedando todo en treguas, recibidas con alborozo siniestro por sus cómplices del gobierno. Pero aun rotos los tratos, el gobierno los prosiguió, y un resultado, pagado probablemente por el gobierno de forma indirecta, ha sido el penúltimo intento de internacionalizar el conflicto en beneficio de los pistoleros. Este ha sido un nuevo y gran triunfo político ofrecido por el gobierno, y probablemente la ETA le ha estado tomando el pelo con vagas promesas de “dejar las armas” como una baza electoral que los delincuentes necesitan desesperadamente. En cualquier caso, dejen las pistolas o sigan con ellas, sus crímenes deben ser perseguidos en un estado de derecho, y rechazadas las concesiones y premios políticos otorgados por estos gobiernos a los pistoleros.

7.- La base de estas complicidades y colaboraciones es bien clara, aunque nunca analizada. La ETA tiene rasgos con los que unos u otros pueden sentirse idenificados: el PNV, y más indirectamente los nacionalistas catalanes y gallegos) por su separatismo; los internacionalistas del PSOE, por su desprecio a España; el PSOE, de nuevo, por ser un grupo socialista; todos ellos por su común antifranquismo. La comunidad ideológica de todos ellos es, por tanto, fuerte y variada, y sobre ella y no sobre cualquier otra base, han podido establecerse tan vastas redes de complicidad.

8.- El fruto del proceso de “paz” ha sido la conversión del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo en su contrario, y una profunda corrupción moral y política del sistema democrático, ya dañado de partida por el error de la “solución política” a la ETA, consistente al principio en hacer concesiones excesivas y gratuitas a los nacionalistas aparentemente moderados (de ahí, por ejemplo, una Constitución contradictoria) so pretexto de “quitar argumentos” o apoyo popular a los etarras.

9.- Lo anterior convierte a los gobiernos de Zapatero en los mayores delincuentes (colaborar con banda armada es un delito común) de la historia reciente de España.

Autor: Pio Moa

Fuente: Libertad Digital

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